1. Supervise cuidadosamente el desarrollo personal de su hijo/a. Esto quiere decir que compruebe que va adquiriendo las habilidades que corresponden a su edad de desarrollo. Consulte con los especialistas en Educación de igual manera que consulta con su Pediatra: en las revisiones anuales comprueba su peso, talla, dentición, etc…
Acuda a un Psicólogo Educativo de su confianza (mejor si dispone de él/ella en el Centro Escolar) y pregúntele. Indíquele sus comportamientos sociales en casa, en la calle y en el colegio (esto es el mejor test de desarrollo social). Consulte a su profesor/a si su hijo está avanzando en conocimientos como la media de su clase.
2. Si su hijo avanza adecuadamente, no se preocupe. No tendrá fracaso escolar.
3. Si le informan de que su hijo presenta retrasos en la adquisición de Habilidades de Relación Social (exceso de agresión o de retraimiento) o en el dominio de la Lectura Comprensiva, del Cálculo, o de otras áreas, pese a que usted comprueba que él o ella se esfuerza por aprender, solicite pronto una Valoración tal y como se la hemos descrito anteriormente.
4. Si le dicen que no se preocupe que su hijo/a tiene que madurar, qué le de tiempo,…. salga corriendo a buscar cuanto antes a un profesional competente: usted no está hablando con la persona adecuada. Probablemente tenga muy buena voluntad y se lo diga de todo corazón, pero está equivocado. Si usted deja unos días un melón fuera del frigorífico, es posible que lo coma mejor…, pero si lo deja en el congelador un mes más tarde está igual. El tiempo no hace madurar al melón, el tiempo es un requisito imprescindible para que los procesos bioquímicos sigan transformando el melón hasta llevarlo al estado ideal para su consumo. Dejar a su hijo con un retraso en el desarrollo a merced del paso del tiempo sólo sirve para hacer más grave su problema cuando lo vayan a tratar. Recuerde: el tiempo sólo cura los “males de amor”, los demás problemas los empeora.