Un test psicométrico es una prueba objetiva que se elabora por un equipo de profesionales con amplia experiencia y conocimientos en un campo determinado. El primer requisito para que un test de inteligencia pueda ser “fiable”, es decir que los usuarios del mismo, bien profesionales, bien clientes de estos profesionales, puedan confiar en sus resultados es que lo hayan elaborado profesionales con alta cualificación técnica en el desarrollo de tests.
En cuanto a las características de un buen test, en primer lugar debe poseer “validez de contenido”. Esto quiere decir que si el test trata de medir inteligencia, no debe poder resolverse con recursos de memoria. Recuérdese el refrán popular: “la memoria es la inteligencia de los torpes”.
Aquí nos encontramos ya con un primer problema pues algunos tests (quizás demasiados) utilizan pruebas diversas, algunas de las cuales se resuelven con memoria y otras con razonamiento. Al obtener una puntuación total que es la suma de ambas pruebas, el resultado nunca se sabe si mide realmente la inteligencia o si se debe a la buena memorización del sujeto. Este es el caso de las pruebas más comúnmente empleadas en España y Latinoamérica: las Escalas de Wechsler: WISC, WAIS, K-ABC, K-BIT, BADYG, EVALÚA, …y otras).
Otro caso similar pueden ser tests que incluyen pruebas de atención con pruebas de razonamiento. El resultado, al ser una suma de estas pruebas adolece del mismo problema, los resultados no pueden atribuirse exclusivamente a la inteligencia del sujeto. Un ejemplo de este tipo de test es el del Dr. DAS.
Un excelente ejemplo de tests que no mezclan memoria, atención. ni otros recursos que pudieran alterar de manera significativa la medida de la capacidad intelectual son: COLUMBIA, RAVEN, SON-R, EMIN-6 y CERVANTES (los dos últimos desarrollados y baremados en España con muestras de población amplias y significativas)